Letras de ocio en el mundo espiritual

BY PATRICIA CASTANEYRA

Es jueves, aunque parezca martes con mood de viernes, hoy es lo que menos importa.

En qué piensas cuando despiertas de madrugada?

El ruido ocupa tu mente o sólo te quedas viendo la luz del vecino reflejada en el techo de tu habitación?

Pareciera que todo perdió importancia, en realidad nunca la tuvo. A quién le importaba si desayunabas antes de llegar a la oficina o si te vestías de gris.. detalles que hoy son protagonistas en tu nueva realidad. 

El verdadero mundo no era ese que tomaba vida en las agendas, apenas nos dimos cuenta, mientras nos peinábamos frente al espejo y la prisa no existió más, mientras comimos ayer en familia y notamos que papá tiene más canas, o que a nuestra relación hace tiempo, le viene faltando rosas. 

Será que más que aceptar la nueva realidad de afuera, lo que nos cuesta es aceptar la realidad interna como primicia recién descubierta?

Antes, ya hemos salido solos y muchos, de experiencias  peores. A veces pareciera que la unión de compadecencias hace falta, pero no. Somos bebés aprendiendo a caminar sin los brazos de mamá, entendiendo el valor del tiempo, del dinero, del cariño, de los árboles que nos acompañaban mientras corríamos a la junta de los Lunes a las 10am.

Muchos desde casa frente a Zoom, otros aprendiendo a cocinar y sorprendidos por el costo de los tomates en Superama. Era hora de ampliar nuestra vida a algo más que la rutina que resolvía el día a día y nos libraba de interiorizar. Ayer vi a mis vecinos viendo el sol, sentados con camisa de oficina y boxers, era su break de medio día; fue lindo saludarnos en calma y confianza, mucho de lo que creímos importante en realidad jamás lo fué, eran todas esas ideas sembradas de “deber ser” lo que quizá nos dejó como cartas pendientes en el tintero. 

Los que hacía tiempo que trabajamos desde casa, nos sentimos entendidos por los que nos llamaban seres de la vida libre y el relax; ahora podemos compartir nuestra sabiduría sobre cómo estar en casa y mantenerse cuerdo.  

Somos seres sociales pero tocaba un poco de vida antisocial, seres fuertes ahora en fase de vulnerabilidad, el ego acampó junto a nuestra cama, el espejo tomó sentido de plática y la regadera de bienestar, justo ahí es cuando entendemos que no nos hace falta nada.

Quedar bien con alguien para mantener la atención, buscar la mejor combinación para vernos bien, subir a redes la foto perfecta en la mañana, seguir una rutina de ejercicio para mantenernos fit, las cremas para no envejecer, etc todo para lograr la añorada aceptación de los demás. Se siente bien, cuando observamos que eso estorba.

Hoy la ropa holgada nos hace sentir un cuerpo feliz, no importa todo lo que creemos que hace falta. Sabes que eres tú y eres suficiente, tu creatividad no te dejará caer y por primera vez el tiempo se ha vuelto tu roommate sin pago de renta. No hacen falta las 8 horas trabajando frente a la computadora cuando estás aprendiendo que todo lo puedes hacer en 6, con horario elegido y comiendo mejor, por la tercera parte de lo que solías gastar o no?. Ahora la cercanía contigo o tu familia te hizo sensible y con mayor empatía ante lo que sabes que va mal o que puede ser increíble. 

Quizá aún estemos lejos de la verdadera consciencia pero conocemos la paz, como hace mucho no. Hoy es un buen día para no pensar y solo sentir, esto no es optimismo de primavera, es una practica espiritual que pertenece a lo innato, justo ahí, donde se origina tu propio amor. 

Patricia Castaneyra

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