MI CAMINO EN EL YOGA

BY CAROLINA ROSALES

Hablar del inicio de mi camino y lo que es para mí la práctica de yoga podría tomarme tal vez, un libro completo!

Mi práctica comenzó por casualidad, estaba en una etapa complicada y de mucha desconexión.

Desde muy joven, mantuve un contacto muy íntimo con mi mundo interior, lo conocía y podía acceder a él cada vez que así lo quería. Muchas situaciones me llevaron a perder esta relación amorosa conmigo misma hasta llevarla a ser una relación tóxica. 

Al buscar inconscientemente alivio, llegué por primera vez a una clase de yoga y algo en mí supo que ahí debía estar. No dejé de regresar durante años y sin darme cuenta, muchas cosas empezaron a tomar su lugar. Durante una temporada tuve que alejarme de la práctica, siendo este el momento en el que pude concientizar todo lo que durante estos años me había dado. Noté como mi cuerpo cambio por no practicar y como mi estado de ánimo fue de un extremo a otro. 

Esta separación de la práctica fue solo un parteaguas para regresar con más fuerza. Pensé que si estaba recibiendo todos estos beneficios por practicar 3 o 4 veces a la semana sin ir más profundo, todo mi mundo podría cambiar al dedicarme y comprometerme. Fue así como hice mi primera certificación y con está se me reveló un camino en el que descubrí que la práctica de yoga es mucho más que las posturas, tiene tantas herramientas como necesitemos.

Descubrí que mi mundo no cambiaría, pero mi manera de ver mi mundo sí.

Para mí, YOGA es el lenguaje por medio del cual nos comunicamos con el cuerpo, la mente y el alma. Practicar YOGA nos permite llegar a hablar este lenguaje de manera fluida para lograr establecer y profundizar nuestra comunicación con lo divino.

¿Cómo me comunico con lo divino? Lo divino vive dentro de mí, es mi esencia, mi verdadera naturaleza y para acceder a ella, es necesario conocer el camino y conocer el vehículo que me va a llevar a este lugar prometido.

El vehículo es mi cuerpo y el camino es mi energía, mi práctica de yoga es el mapa. A travez de mi práctica conozco y creo una relación con mi cuerpo, aprendo a escucharlo y a observar todas las respuestas que tiene para mí, estas respuestas son la llave para acceder a mi mente. Al aprender a dirigir mi cuerpo, aprenderé a dirigir mi mente. Al aprender a calmar mi cuerpo, aprenderé a calmar mi mente y al bajar el ritmo de mi mente encuentro el camino a la quietud, desde este lugar puedo contactar con mi naturaleza, lo divino.

La práctica de yoga no busca controlar, el control es el camino directo a la frustración. Busca dirigir a travez del contacto y de la relación que formo con mi mundo interior y exterior.

Al poner mi atención en mi mundo interior, volteando mi mirada hacia adentro, mi mundo interior se vuelve más real que el exterior. El yoga enseña a voltear la mirada hacia adentro, con las técnicas que ofrece y la practica constate de ellas dirige la energía hacia adentro, así crea una realidad conectada a la sabiduría.

Si todos habláramos este lenguaje fluidamente, no sentiríamos tanto enojo, confusión, ansiedad, separación, todas estás emociones que tienen su raíz en el miedo, estaríamos en contacto con la única verdad que es real, el amor universal.

El camino del yoga nos lleva al único lugar que es real, mi interior, mi esencia, mi naturaleza.

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