BY REBECA DÍAZ
¿Qué es el Yoga Terapéutico?
Si hablamos de yoga deberíamos decir que su práctica en si ya es terapéutica. Las diversas posturas y respiraciones nos permiten alcanzar un equilibrio físico y mental, cuyos beneficios son de sobra conocidos. En efecto, la práctica de hatha yoga mejora las dolencias físicas a nivel osteomuscular pero también en afecciones mentales como el estrés y la ansiedad. Si esto es así, ¿en qué se diferencia el yoga terapéutico?
El yoga terapéutico desarrollado por el maestro Miguel Fraile, pone el foco en dos beneficios fundamentales de la práctica: el efecto masaje sobre las vísceras y órganos, y la estimulación del sistema parasimpático. Por un lado, la práctica de ásanas genera una renovación de la sangre que fluye por los órganos internos. Este efecto drenaje, limpia y purifica las vísceras, y en consecuencia mejora su funcionamiento. Por otro lado, la estimulación del sistema parasimpático, produce el aumento de transmisores como la serotonina y la acetilcolina. Estos transmisores aportan la sensación de relajación y paz interna interior.
Ambos efectos sobre nuestro organismo, producen lo que en yoga terapéutico denominamos “sereno vigor”. El sereno vigor es esa sensación interna de equilibrio y quietud, pero al mismo tiempo con una energía renovada y llena de vitalidad.
¿Cómo es una clase de yoga terapéutico?
Si tenemos como “objetivo” principal en nuestra práctica, alcanzar estos efectos, una clase de yoga terapéutico se desarrolla a partir de tres principios: la inmovilidad, la duración y la relajación en las posturas.
En consecuencia, las ásanas que practicamos durante la sesión, son sencillas y asequibles, sin buscar la dificultad o la perfección técnica, sino la conexión y un mayor grado de relajación con nosotros mismos.
Al aplicar estos principios, el organismo comienza un proceso de transformación en el que se regulan la tensión arterial y se disminuye la frecuencia cardiaca, se regula el funcionamiento de la función gástrica y se mejora el funcionamiento de los movimientos del intestino delgado y del intestino grueso, y se estimula la función de la hipófisis y la secreción hormonal, entre muchos otros beneficios.
El cuerpo y las emociones
Otro aspecto no menos interesante, y que hace que el yoga terapéutico sea un método global de bienestar, es el estudio de la relación entre el cuerpo y las emociones. Se trabaja desde la aproximación de la bioenergética, por la cual, a través del cuerpo, podemos resolver e integrar conflictos emocionales.
Nuestro cuerpo es un mapa de nuestras emociones. Cuando experimentamos una emoción, se produce un flujo de energía que nuestro cuerpo va a canalizar.
Si nuestro mundo emocional es saludable, esa energía va a fluir sin inconvenientes, pero al experimentar emociones reprimidas o no aceptadas, estas van a producir nudos o bloqueos energéticos, que experimentamos como dolor o malestar físico.
Cada parte de nuestro cuerpo representa determinadas emociones. La parte anterior de nuestro cuerpo, por ejemplo, representa nuestras emociones de apertura, afecto y amor propio. Así la práctica de posturas que producen el estiramiento de la parte anterior del cuerpo nos abre a las emociones y al sentir.
Al sentir nuestro cuerpo inmovilizado en la postura lo que se consigue es tomar conciencia de nuestro nivel interno.
Al mantener la inmovilidad y la duración en una ásana, podemos llegar a percibir aspectos de nuestro mundo emocional más íntimos.
Por supuesto, tomar conciencia, es auto-conocimiento. Desde la escucha de nuestro cuerpo, tratamos de asumir lo que vaya surgiendo sin juzgar, nos guste o no.
Es en este proceso, donde comenzaremos aceptar nuestra situación física y emocional, para poder trascenderla y conectarnos con nuestro verdadero Ser.
REBECA DÍAZ
www.rebecadiazyoga.com
@rebeca_diaz_yoga
Excelente!!