BY PATRICIA CASTANEYRA
He visto decenas de posteos e historias en Instagram que hablan de gratitud, abundancia, amor, consciencia o universo, argumentando que todo es perfecto y que los astros están a nuestro favor.
Cientos de lectores que dan like, ven los contenidos como algo bonito externo a ellos, como un sentir ideal pero ajeno.
Podría pensar que los contenidos no cumplen su fin, o quizá no alcanzan a tocar por dentro, sólo espejean momentáneamente a la multitud.
Parecieran seguidores de ideologías o la porra de un equipo de futbol donde todos vibran en armonía. Pero qué pasa al retirar la vista de la pantalla?
Es como si de pronto nos conectáramos a un mundo lleno de amor y buenos deseos, en el que la voz suena pero sólo queda el eco, cuántos de esos lectores llevan a cabo lo que leen más aún, cuántos actúan conforme lo que escriben?
Es como una obra de teatro que mientras dura hay miles de aplausos y la realidad aparece al bajar el telón, a caso somos sólo actores entreteniendo al mejor postor?
Somos seres improvisando, tan imperfectos que escribimos perfección, imaginando la respuesta del lector, buscando las mejores frases, palabras, el mejor speech y todo esto se agradece.
Las palabras se hicieron para enamorar a los sentidos, para destruir o edificar, pero las acciones nos dirigen a lo cierto y nos transportan a lo tangible de lo real, aquello que se siente y trasciende.
Una mirada de paz reconecta, una sonrisa plena se contagia, una actitud gloriosa transforma vidas, una respuesta compasiva sana corazones. Podría estar ahí nuestra visión, en esa expresión honesta sin filtros de colores o tanto razonamiento queriendo impresionar.
Toma un bowl con agua y diluye ahí tus emociones, prende una vela en mercurio retrógrado para calmar la tensión, suelta lo que no es para ti en luna llena para recibir su energía, cierra el mes con un ritual de gratitud y tendrás abundancia, son sólo algunas de las frases más sonadas en el ámbito “espiritual” y automáticamente quienes lo hagan sentirán paz, conexión, abundancia.
La búsqueda espiritual es un hecho, la necesidad de cambio existe, el pertenecer a grupos que piensan igual es natural; pero qué hay después de apagar el sahumerio?
Si cada día hago lo que leo, lo que escucho, tendré un resultado en lo que soy, eso es seguro. Pero cuándo podría generar mis propias convicciones, certezas, rituales, contenidos, siendo yo el escritor o quien me guía?
No es la convicción de ti lo que hará que cambies de venas a raíz?
No es tu acción y reacción lo que te situaría en la observación de lo que realmente eres?
Y cómo podrías recuperar la creencia en ti, si tu propio hacedor no eres tú?
Hasta cuándo seguiremos poniendo likes sin entender, sin aprehender, sin llevarnos a la acción. Siendo quien lee o quien escribe, en qué momento soy yo o eres tú?
Hay cuentas que crean adicción, como si fueran un sustento o algo que confirma lo que somos, y se agradece; los emojis logran transmitirlo todo.
Pero puedes ser tú tu propio fan, tu propio seguidor, tu auto-like, tu post a leer todas las mañanas o cuando el tiempo sobra, tu rostro al cual sonreir en un video.. puedes ser tú, tu propio live del día.
Y si en vez de fijar tu mirada en la pantalla, la dirigieras a ti? Siendo tu propia búsqueda incesante, esa lectura profunda que evidencie tus estados, tus diferentes versiones sin una etiqueta astral. Hacer de ti un ritual perpetuo sin importar la luna llena, hundirte en tus emociones fuera de un bowl, encender la luz dentro de ti y hacerla tu vela.
Eres responsable de tu existencia, abraza tu presencia en los instantes de tu propia vivencia y teje con hilos de amor una red que contenga tu maravilloso ser.
IG @patriciacastaneyra
Me encantan tus reflexiones, es cierto que la búsqueda espiritual se ha vuelto un producto, todo lo es, y el compromiso y la disciplina con la vida misma parece que se desdibuja y evapora haciendonos cada vez mas fragiles…